Lista de admitidos y admitidas en la formación para coordinadores y coordinadoras de Bienestar y Protección en los Centros.
La promoción de derechos de la infancia y la adolescencia en la escuela parece ser una cuestión de orden ético. Es decir, resulta difícil imaginar que una institución que educa para la libertad y la democracia, pueda desarrollar prácticas educativas alejadas de los principios que inspiran dichos valores. Los escolares como personas menores de edad, además de tener acceso a los derechos humanos que son universales, disponen de otros recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño.
La escuela tiene la gran responsabilidad, no solo de hacer cumplir dichos derechos, sino además de darlos a conocer a sus estudiantes. Los niños, niñas y adolescentes tienen que ser portadores de sus derechos para dejar de ser objetos de protección y ser
considerados sujetos de derecho.
PERTINENCIA DE LA PROPUESTA FORMATIVA: El derecho de los niños a ser bien tratados presenta una doble dimensión. Por un lado, el conocimiento de los propios derechos y los mecanismos sociales para hacerlos valer, y por otro, poder aprender en un
ambiente donde se desarrollen habilidades como la amabilidad, la ternura, la empatía y la compasión.
Además, todo lo anterior quedaría incompleto si no se hiciera efectivo el derecho a la participación.
Que los alumnos aprendan a participar, siendo escuchadas y consideradas sus propuestas, es el gran reto que presenta la escuela, la cual tiene la responsabilidad de mirar la sociedad con perspectiva intergeneracional y entender que los intereses de los
niños, niñas y adolescentes no necesariamente tienen que coincidir con los del mundo adulto.
Esta propuesta formativa se encuentra amparada por los principios que inspiran dos leyes orgánicas muy recientes en España: la LOMLOE y la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia.